viernes, 13 de abril de 2012

¿EXISTEN DIFERENCIAS ENTRE LOS ECONOMISTAS Y EL RESTO DE LOS MORTALES?


En 1982, los economistas Güth, Werner, Schmittberger y Schwarze diseñaron un experimento muy sencillo que se supone ha posibilitado el estudio cuantitativo de los factores emocionales en la toma de decisiones.llamado el Juego del Ultimátum ( http://es.wikipedia.org/wiki/Juego_del_ultim%C3%A1tum . En este juego participan dos personas denominadas remitente y destinatario; éstas suelen estar separadas y no se les revela la identidad del contrario. El experimento comienza entregando una cantidad de dinero al remitente, por ejemplo 100 euros, para que la reparta entre él y el destinatario como quiera: 50 euros para cada uno, 60 euros para él y 40 euros para el destinatario, o incluso 99 euros para él y 1 euro para el destinatario. El siguiente paso consiste en comunicarle al destinatario como se ha dividido el dinero y éste debe aceptar o declinar dicho reparto. Si el destinatario lo acepta cada jugador se lleva el dinero correspondiente; pero si lo rechaza el remitente debe devolver el dinero que se le ha entregado y ambos se van sin nada. 

Cuanto se realiza este experimento la mayoría de los jugadores que participan en él como remitentes proponen repartos ligeramente favorables para los remitentes 60 % del dinero para ellos y el 40 % restante para los destinatarios y estos repartos casi siempre son aceptados. Las ofertas empiezan a rechazarse mayoritariamente cuando los remitentes proponen quedarse con el 80 % del dinero que se les entrega y sólo dejan el 20 % restante para los destinatarios.
El principal motivo por el cual se hace y acepta este reparto casi igualitario es que no nos gusta que nos tomen por lilas y si nos proponen un trato a todas luces injusto (en este caso la división sumamente desigual del dinero entregado) por joder al que lo plantea no lo aceptamos aunque salgamos ligeramente perjudicados (en este caso no llevarnos ningún dinero); aparte de mentarle a la madre y a toda su parentela. Esto lo tenemos interiorizado y las personas que participan como remitentes lo saben y por eso plantean principalmente el reparto 60 a 40 %.

Siempre hay excepciones a las reglas y este caso no puede ser menos. La anormalidad a este comportamiento la presenta los economistas y los estudiantes de economía. Cuando se realiza este experimento sólo con miembros de este grupo (economistas y estudiantes de economía), los remitentes proponen principalmente repartos de 99 euros para ellos y 1 euro para el destinatario y los destinatarios aceptan mayoritariamente este trato.
Lo que este grupo practica al proponer el reparto más desigual posible en el caso de los remitente y aceptar cualquier oferta en el caso de los destinatarios, constituye lo que en teoría de juegos se llama Equilibrio de Nash (Este Nash es John Forbes Nash Jr. el mismo de la película una mente maravillosa y premio Noble de economía), uno de los conceptos básicos de la teoría de elección racional, sobre la que se basa gran parte de la economía moderna. Como vemos los economistas y estudiantes de economía están aplican los principios de la economía racional que han mamado en clase.
Cuando se realiza este juego con economistas o estudiantes de economía como remitentes y gente “normal” como destinatarios; los economistas siguen proponiendo su reparto sumamente desigual de 99 euros para ellos y 1 euro para el destinatario. Pero lo cachondo del tema es que se quedan estupefactos cuando sus ofertas de reparto son rechazadas y eso que no oyen lo que votos que sueltan los destinatarios sobre ellos.

Este experimento demuestra que tomamos decisiones influidos por criterios de justicia e igualdad y preferimos perder dinero por joder a alguien que se quiere aprovechar de nosotros, para horror de los economistas que piensan que mientras se gane dinero aunque sea mínimo no se ha producido ninguna ofensa.
La aplicación del juego del ultimátum a los economistas nos indica que los fundamentos de sus planes de estudio son que la avaricia no es un vicio, que la exacción de la usura no es un crimen y que el amor al dinero no es detestable.
Es conveniente recordar que el juego del ultimátum es un experimento y que la realidad es bien diferente. A la hora de la verdad más que nos pese hemos tenido que aceptar proposiciones altamente injustas y maldecir en silencio y soñar con poder joder a quien o quienes nos han “obligado” a aceptarlas.

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